Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza son dos referentes esenciales de este
proyecto educativo sobre el paisaje. Esta semana tiene lugar un curso de verano
sobre Modelos educativos inclusivos, que
organiza la Universidad de Alicante en la Sede Universitaria de Villena, donde he
analizado el valor de esta tradición pedagógica y su relación con el proyecto
paisaje.
El pensamiento pedagógico de Giner de los Ríos sigue
siendo bastante desconocido en una época donde cada vez se fundan más escuelas creativas, inspiradas en
Montessori o en Rudolf Steiner (Escuelas Waldorf). La Institución
Libre de Enseñanza (ILE) fue el faro intelectual y sentimental creado por
Giner en 1876, tras el decreto Orovio que prohibía las enseñanzas contrarias a
la Monarquía y la Iglesia, que inspiró proyectos como la Junta de Ampliación
de Estudios, la Residencia de Estudiantes o las Misiones
Pedagógicas. Esta vanguardia cultural de la Edad de Plata fue aplastada por
la dictadura franquista y, aunque parte de su legado fue retomado con la
democracia, muchas ideas de Giner forman parte de un futuro educativo
permanentemente aplazado. Cualquiera que lea hoy a Giner comprobará que muchos
de sus objetivos pedagógicos todavía no se han llevado a la práctica. Escuela
sin exámenes y sin libros de texto, formación integral, activa y creativa del
alumno o importancia del excursionismo y el paisaje como práctica docente son
tareas todavía pendientes.
El aprendizaje
del educando, según Giner de los Ríos, no comienza en las “palabras del
maestro” sino en las cosas mismas que forman parte del entorno educativo. Lo
que rodea al niño: el espacio del aula, el jardín, el huerto, el campo escolar,
el camino que lleva a la escuela. Por tanto, para Giner de los Ríos el paisaje
educa antes que las ideas. La dimensión paisajística de la educación resulta
esencial para el “esparcimiento de su imaginación –que también pide espacio”,
estimulando así la creatividad y la fantasía del niño.